De eso se trata, simplemente de un pequeño detalle sin importancia pero que según a quién le toque puede dar mucho de si, y no para bien, precisamente.
En el lugar en que está y por la zona, de mucho tránsito de personas es todo una tentación que la lotería no te pueda tocar en forma de cascote de los cubre bocas de las tejas, lo que se denomina emboquillado de las tejas y que desde la altura a la que te puede caer puede causar un daño considerable según y cómo te toquen o te pueda tocar.

Seguro que el concejal de Mantenimiento, Onieva, ha reparado en ello de las muchas veces que visita el lugar a pesar de que se están acometiendo obras de mantenimiento en el edifico que poco a poco va albergando las dependencias necesarias del conservatorio profesional Carlos Ros.
Pues no estaría de más, que se planteara además, la reparación, cuidado y mantenimiento del resto de la fachada, incluyendo muros de ladrillo que están sin terminar, carpintería que está sin una mano de barniz, y con un lateral que da al paseo Ismael de la Serna que mejor no mirarlo.
Por avisado que no sea y mejor, que no te toque la lotería.
