Por N. REYNOL
Una de las características de nuestro mundo ha sido y es su permanente proceso de cambio. La civilización ha crecido y madurado gracias al progreso y aceptación de los cambios producidos desde sus inicios, aunque en las últimas décadas se ha iniciado un proceso que no sabemos dónde nos lleva y los efectos que producirá en la vida de todos. Lo sorprendente del cambio en el que estamos inmersos es su rápida implantación, cuando los anteriores no se han asimilado en su totalidad y se aceptara y asumiera como algo consustancial con la evolución y progreso de la sociedad.
En los inicios de los años sesenta del siglo pasado, me comentaba un amigo que cuando instalaron la televisión en su domicilio, la abuela, achacosa y medio ciega, les comentaba que había un señor en el salón y que alguien debería ir a atenderlo, refiriéndose al presentador de un informativo que en ese momento aparecía en la pantalla del televisor. Para una persona mayor no era concebible que aquella imagen no fuera real, pero con el paso de los días la abuela fue incorporándola a su cotidianidad y se instaló en su mundo como algo corriente de su vivir diario.
Actualmente, no es exagerado mantener que la sociedad se encuentra ante el cambio mas importante que se haya producido desde el inicio de la civilización. La mayor parte de los mortales oímos y leemos sobre la inteligencia artificial, la robotización, la biomedicina, la digitalización, las criptomonedas, el metaverso…; y junto a todo ello se debaten y perfilan nuevos modelos que ayuden a luchar contra los problemas de la sociedad actual: cambio climático, escasez de agua, desforestación, sustitución de las fuentes de energías fósiles, pérdida de la biodiversidad, todas ellas derivadas de la contaminación y del deterioro del medio ambiente. Sin embargo es complejo e, incluso, arriesgado, imaginar cómo será el futuro.
Hace unos días encontré un amplio reportaje sobre cómo la Inteligencia Artificial puede alterar el orden político mundial. Un prestigioso investigador sostiene que las mentes no humanas pueden tomar decisiones en una guerra y que” las maquinas no cometerán las atrocidades de los humanos, porque a una máquina no le interesa la venganza, no siente rabia y además no se cansa ni se estresa, puede ser más precisa que un soldado asustado, cansado y hambriento…….. La Inteligencia Artificial no es ni buena ni mala por naturaleza. El mismo algoritmo que encuentra un tumor en el pecho de una mujer puede encontrar un tanque escondido en la jungla…”
Cada vez se me hace más difícil imaginar cómo será el mundo del futuro, pero la experiencia de lo conocido posibilita que los cambios puedan ser impensables y vitales para las futuras generaciones. A título de ejemplo: en los años sesenta una conferencia telefónica entre dos pueblos del norte y sur de España tenía una demora de tres o cuatro horas. Actualmente, la conexión es inmediata y no sólo de sonido, también de imagen. Pensar en este cambio en aquellos tiempos era una fantasía más propia de novela de Julio Verne que de un avance de la ciencia. El cambio de mundo que viene es inmediato. Todos los días se producen noticias de tecnologías que van a configurar una nueva sociedad, sustituyendo y marginando modelos que han gobernado el mundo durante centenas de años. Personalmente, espero y confío que será para mejor. Será el mundo de otra generación a la que pertenecen nuestros hijos.